diseño social, un diseño sostenible y ético

¿Qué responsabilidad tenemos como diseñadores? Diseño social, diseño sostenible y ético, ¿es posible?

 

Empiezo el blog con una cuestión que define la base de mi forma de entender mi profesión como diseñadora gráfica, por lo menos cómo me gustaría que fuera, un diseño social, un diseño sostenible y ético con todas y todos (incluyendo a los animales) y nuestro entorno.

 

La relación entre la ética y el diseño, aunque ya la planteaban diseñadores como William Morris o Victor Papanek, es ahora más importante que nunca, en especial el tema de la sostenibilidad que está más en el punto de mira con la emergencia climática en la que nos encontramos. Por un lado tenemos un problema de residuos muy grave que colabora, entre otras cosas, con el cambio climático. Según comunicó la ONU a finales del 2018, nos quedan 12 años para detener el cambio climático, y puesto que estamos terminando el 2019, nos deben de quedar 11 y no parece que llevemos los deberes muy al día. Por otro lado nos encontramos con una sociedad consumista hasta el extremo, donde la mayoría de los objetos que compramos, además de llevar su correspondiente carga medioambiental en el embalaje y en el producto en sí, estamos pagando muy poco por ellos porque otros lo están pagando con su vida (mano de obra infantil por ejemplo). Y todo esto sin hablar de la explotación y el sufrimiento que estamos causando en los otros animales. Por todo esto veo muy urgente reflexionar sobre la necesidad de un diseño sostenible, un diseño social, en definitiva, un diseño más consciente y responsable.


Los productos que vendemos como resultado de nuestro trabajo, con que transparencia u opacidad los vendemos, si son veraces nuestros eslóganes o son verdades a medias, y qué fomentamos con ello, son temas que debemos replantearnos en nuestro día a día. Hablo de cuestiones tan diversas como si el producto viene de la explotación humana o animal, qué impacto social y medioambiental tiene su envase, o qué lenguaje usamos. Por ejemplo, respecto al lenguaje, ¿es inclusivo para todas y todos en cuanto a género, raza o capacidades? ¿está pensado desde una perspectiva de género? ¿ayudamos a la normalización de la diversidad? ¿o por el contrario fomentamos opresiones? El lenguaje inclusivo es un tema importante a tener en cuenta si queremos trabajar desde un diseño social y ético.


Actualmente nos encontramos en un momento histórico, de cambios sociales globales importantes similares a la industrialización, estamos haciendo el cambio hacia la Era del Conocimiento o Sociedad de la Información. Por lo tanto, creo que debemos estar a la altura de estos cambios, aprovecharlos. Con la sociedad de la información o del conocimiento, como su propio nombre indica, tenemos acceso a todo tipo de información y con una actualización constante de esta en tiempo real. Debido a estos cambios, cada vez la sociedad está más informada y surgen más empresas que quieren hacer las cosas diferentes, que no quieren mirar a otro lado, buscan alternativas encaminadas a un diseño más social, más ético y sostenible.

 

 

Packaging diseñado por Audry Blouin.

 


Es verdad que no tenemos toda la responsabilidad en esta cuestión, pero los diseñadores tenemos una doble responsabilidad, como consumidores y como generadores de esos productos de consumo. Tanto si diseñamos flyers que se reparten en la calle (duran apenas unos segundos en las manos de nuestro público objetivo, pero sus tintas son tóxicas para el entorno), como si diseñamos packagings plásticos (tienen una vida útil de 15 minutos y estarán 500 años contaminando nuestro planeta y matando millones de animales), o como si diseñamos un cartel engañoso para una empresa que se lucra a costa de las vidas de otras personas. Quizás no hace falta que seamos super estrictas, pero si podemos ser conscientes y actuar en la medida de lo posible y de nuestra situación personal-laboral.

 
Podemos cambiar todo esto, investigando, informándonos, y buscando nuevas alternativas a los problemas que nos plantea nuestro trabajo. Cuestionándonos si de verdad es necesario este producto o este método de promoción, y en el caso de que así sea, como podemos hacerlo lo más respetuoso posible, inspirándonos por ejemplo en el movimiento zero waste, el cradle to cradle, el diseño circular o buscando productores locales simplemente para hacer el diseño más sostenible. De nosotras depende si participamos en mantener las desigualdades o el cambio climático, o por el contrario, trabajamos cada día en soluciones de diseño para construir “un mundo mejor”. Esta expresión, a pesar de que a mí personalmente me gusta mucho, a veces puede sonar edulcorada o utópica, para quien no le acabe de convencer, cito a Renny Ramakers: «Los diseñadores no pueden cambiar el mundo, solo las conciencias» La capacidad de cambiar conciencias ya es algo muy poderoso, y estas serán las que cambiarán el mundo. Si tenemos ese poder, ¿a que estamos esperando?.

 


 

 

 

 

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